¿Por qué viniste al sur? ¿Por qué Kunming?
Así que pregunté y escuché. Después vine y conocí, y unas pocas horas me bastaron para decidirme sin vacilar: me mudaba a Kunming (昆明, Kūnmíng). Y es que, no fue más que el gesto olvidado de alzar la vista un instante y entonces, inocente, dudar por un instante si el cielo color azul felicidad era de verdad, o se trataba de una especie de bienvenida dulce y seductora y nada más.
Los jesuitas en China
Los jesuitas como congregación de la iglesia romana aceptaban y toleraban que los chinos rezaran o practicaran sus ritos hacia otras deidades como el filósofo Confucio, que no eran ceremonias religiosas sino actos civiles, pero Roma con su cerrazón y monoteísmo no veía con buenos ojos dichos rituales porque su expansionismo se debió siempre a la imposición de dogmas y adoración a un único dios, mientras que los chinos practicaban sus preceptos aún se inclinaran ante esta figura. Pero para Europa eso sí era superstición e idolatría, lo cual ellos no lo iban a permitir.
Tíbet y la diplomacia de la mentira
Lugares como Yu Yuan te dan una espiritualidad que pocas veces puedes absorber de otros lados. Mientras platicábamos de China, Shanghái y nuestras vidas salía uno de los temas más espinosos para China: el Dalai Lama. Mi primer comentario fue “que el Dalai Lama había sido muy reprimido.”
La Diplomacia del ferrocarril: China y África
Esa mañana que despertamos queríamos seguir visitando nuevos lugares y sensaciones. Caminábamos por la línea 2 del metro de la estación Longyang donde conocería otro símbolo del futuro Asiático: el Tren Maglev de Shanghái. Todos los promocionales sobre China hacían lucir al Maglev como “una experiencia de velocidad y fantasía que todos debían de vivir”, señalando al transporte como gran proeza de la ingeniería por la rapidez con que realiza su trayecto de 30 kilómetros en tan solo 7 minutos, a una velocidad de 430 kilómetros sobre hora.
Hangzhou, un viaje de mil kilómetros (5): Reflexiones en Shanghái
Corría detrás de Claudia para subirnos al tren que nos llevaría a Shanghái, en el patio de embarque uno de los tantos trenes con sus iniciales "CRH" comenzaba a sonar una alarma, señal de que aquel moderno transporte estaba por partir. De un salto entraba al vagón y detrás de mí cerraba la puerta, el vehículo comenzaba a avanzar lentamente pareciendo que flotaba en el aire.
Hangzhou, un viaje de mil kilómetros (4): Mao Zedong y ese 1949
Había pasado una semana de intensos cambios. Los primeros días me sentía un turista más dentro de China, pero para entonces continuaba haciéndome ciudadano chino. Dejé de tomar fotos a cada piedra que se aparecía frente a mí, algo estaba cambiando en mi forma de pensar.
Hangzhou, un viaje de mil kilómetros (3). La historia contada a través de Mao.
La clase rica, sus industrias, todos los medios de comunicación y Estados Unidos apoyaban a Chiang, pero la propaganda y la realidad fueron la mejor arma de Mao Zedong.
Hangzhou, un viaje de mil kilómetros (2)
La luna parecía haberse alejado más, los árboles y el agua eran velados por murmullos, Hangzhou invitaba a soñar despierto…
Hangzhou, un viaje de mil kilómetros comienza con el primer paso
Algún día por Facebook leía el diario digital de Red China y me agrado su forma ágil y desenfadada de tratar los temas sobre ese...