La reciente toma de posesión de Tsai Ing-wen (蔡英文) como la primer presidenta de la isla de Taiwán ha sido observado atentamente por el mundo, pero aún más por las autoridades en Beijing.

El discurso inaugural de Tsai está plagado de intenciones económicas al interior, y de diversificación de relaciones al exterior. En asuntos bilaterales China-Taiwán, la presidenta optó por mantener el statu quo con base en lo alcanzado por el Consenso de 1992, aunque sin referirse expresamente a éste, y ante lo cual China mostró una actitud fría y crítica.

¿Qué deparan relaciones bilaterales entre China y Taiwán?

De acuerdo con el discurso inaugural, la administración de Tsai Ing-wen busca establecer un “Nuevo Modelo de Desarrollo Económico” para la isla. Una de las cosas que implica este modelo es participar activamente en los esquemas de cooperación económica y de libre comercio que implican el Acuerdo Transpacífico (ATP) y la Asociación Económica Integral Regional (AEIR). Otro aspecto que considera el modelo es la “Nueva Política hacia el Sur” para, por un lado, dejar de depender de “un solo mercado”, y por otro lado fortalecer la relación económica con los países de la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ANSEA) e India. Hasta 2014 China era el más importante socio comercial de Taiwán –el destino más importante de sus exportaciones, y la segunda fuente más importante de sus importaciones–, representando 21% del comercio total de la isla, o 40% si se incluye Hong Kong. Si bien las relaciones comerciales con la ANSEA también han aumentado significativamente, pasando de 33 mil millones de dólares en 2002 a 88 mil millones en 2012, existe una dependencia del mercado chino.

Así, en materia económica, Taipéi busca alejarse de su dependencia comercial con China. Hay muchas notas periodísticas que hacen eco de su intención de acercarse al ATP, sobre todo porque el comercio con Estados Unidos ha disminuido considerablemente, representando menos del 10% del comercio global de la isla, con 56.5 mil millones de dólares para 2012. Sin embargo, no hay eco de la intención de la presidenta de acercarse también al AEIR, el cual supuestamente es liderado por China. Si bien hay estudios que desmienten esto, en tanto la base económico-institucional de la AEIR es la ANSEA y no tanto China, como demuestra el análisis de Ramírez (2014), parece ser que la intención del nuevo gobierno taiwanés es involucrarse más con la región del este y sureste asiático, lo cual no implica un alejamiento real de China.

En el discurso inaugural también se establecen pautas para la estabilidad regional y las relaciones entre ambos lados del Estrecho de Taiwán. En materia de estabilidad regional, la nueva presidenta apuntaló a la formación de una “comunidad económica” en Asia, lo cual a la luz de la red de acuerdos multilaterales es una situación que se está llevando a cabo. Empero, en materia de relaciones bilaterales, el discurso fue laxo. Ante esto Beijing ha mostrado una actitud crítica, mencionando que Tsai Ing-wen formuló una posición incompleta y ambigua con respecto al statu quo.

Beijing, no obstante, ha presionado a la nueva administración incluso antes de que ésta tomara posesión. A nivel internacional, me parece que el reconocimiento diplomático de Gambia a la República Popular China fue un claro mensaje para Taipéi, tal como aseveré en un análisis previo. A nivel regional, y pocos días antes de que Tsai asumiera el cargo, China realizó una serie de ejercicios militares en las costas del sureste, lo cual me parece indicativo de otro despliegue de poder para presionar al nuevo gobierno taiwanés.

Retos futuros China-Taiwán

Las presiones de Beijing hacia la isla han surtido efecto, al menos por ahora. El discurso de Tsai fue ambiguo, sin tintes “independentistas”, como se hubiese esperado de alguien miembro del Partido Progresista Democrático. Sin embargo, China no quedó contenta, y está llevando la presión a ciertos límites. Esto, aunado a la situación geopolítica en la que Taiwán también está involucrado, podría llevar a Tsai a no impulsar una agenda tan libre de China como quisiera. La diversificación de relaciones económicas es un buen inicio, pero se insertaría en una dinámica económica regional que tiene a China como un nodo fundamental. Hay que estar pendientes de la evolución del gobierno taiwanés.

Referencias

Ramírez Bonilla, J. J. (2014). “El TPP vis-à-vis el RCEP: ventajas y desventajas de ambos proyectos”, México y la Cuenca del Pacífico, 17(49): 17-53.