Sólo cuando el hombre haya adquirido el conocimiento de todas las cosas podrá conocerse a sí mismo, pues las cosas no son sino la frontera del hombre” Friedrich Nietzsche.

El tren Maglev de Shanghái

Esa mañana que despertamos queríamos seguir visitando nuevos lugares y sensaciones. Caminábamos por la línea 2 del metro de la estación Longyang donde conocería otro símbolo del futuro Asiático: el Tren Maglev de Shanghái. Todos los promocionales sobre China hacían lucir al Maglev como “una experiencia de velocidad y fantasía que todos debían de vivir”, señalando al transporte como gran proeza de la ingeniería por la rapidez con que realiza su trayecto de 30 kilómetros en tan solo 7 minutos, a una velocidad de 430 kilómetros sobre hora. A todas luces se mostraba un viaje fascinante en un transporte de alta tecnología y nunca visto en México, en donde los ferrocarriles datan de la época porfiriana, de ese grado es el atraso en México. Parado frente a la taquilla observaba los horarios en las pantallas, Claudia compraba los boletos por 80 “kuais”. La dependienta recalcaba -Shanghái Cífú Shìfàn- Maglev de Shanghái según la traducción en español.

Situado en la sala ultramoderna y de aspecto impecable se observaba un resplandeciente piso blanco, dos canales guardaban las vías con andenes de cristal y el domo de color verde en el centro del techo dejaba traspasar la luz del sol. Multitud de gente esperaba con una sonrisa mientras hacía acto de presencia el tan sofisticado transporte. En cubos de madera de medio metro de alto, dos policías otorgaban un saludo militar al huésped distinguido que apenas asomaba. El tren parecido a un trapecio de color blanco, con franjas verdes y con amplio parabrisas entraba sigilosamente ante la vista de todos. Discreto, elegante y soberbio el futuro se posicionaba frente a nosotros. Por dentro, el vehículo mostraba líneas simples y suaves con lujosos asientos en color azul, el aire acondicionado mantenía la temperatura agradable y sin humedad. La expectativa por el viaje terminaba cuando las puertas se cerraban y la figura geométrica se deslizaba en forma suave y lenta por el túnel. Los oficiales chinos despedían nuestra salida con marcialidad. El Maglev, tren no contaminante y de alta tecnología comenzaba a correr, una pantalla marcaba con precisión la velocidad ganada. Los movimientos eran casi imperceptibles, dentro todo era calma mientras que en las ventanas todos los paisajes se mostraban como un video en cámara rápida. 7 minutos después todos los fascinados pasajeros entrabamos en el Aeropuerto de Pudong, finalizaba así el veloz viaje.

El triángulo, África y China

La gente caminaba con una sonrisa en el rostro y se despedía del futurista transporte con una fotografía, nosotros hacíamos lo mismo. Un viaje corto que nos dejaba un buen sabor de boca. Luego caminábamos para pasar al otro lado de la estación y regresar a donde habíamos iniciado. Mientras esperábamos Claudia me preguntaba que me había parecido hasta ese momento Shanghái;

-dudo que alguna vez en México haya un tren como el Maglev;

-¿tanto así crees que estemos de atrasados?;

-¡velo! lamentablemente sí, nuestras carreteras son de la peor calidad, los gobiernos para construir unos cuantos kilómetros se tardan años, tecnologías como esta de levitación magnética es casi un sueño, necesitamos que China lo construya;

diplomacia del ferrocarril;

-y por esa diplomacia la prensa occidental ataca bastante a China, se me ocurre con el caso de África, todos dicen que China está colonizando a este continente, hablan del nuevo imperialismo chino pero eso es muy tendencioso- opinión muy personal;

-exacto, ¡tendencioso! durante siglos el continente Africano ha sido explotado, esclavizado, saqueado. Ese continente con riquezas multimillonarias ha sido deshecho por guerras y revoluciones auspiciadas por los grandes imperios, ponle el nombre que quieras y, la gente, flora y fauna son arrasadas como siempre, son los que se llevan la peor parte. Ahí hay gas, petróleo, minerales como el “coltán” sin el cual no funcionaría la telefonía celular, los satélites y ni hablar de los diamantes, basta ver la película en donde actúa Leonardo Di Caprio “Diamantes de Sangre” en donde todas las ganancias por supuesto, van a parar al extranjero en donde los grandes asesinos y saqueadores viven vidas de ensueño gracias a la sangre de otros. China ha visto oportunidad en ese país, pon muy bien atención;

-China ha establecido más de setecientas empresas hasta 2006 y planea llegar a más de dos mil en los próximos cinco años. El gobierno chino ha prestado más dinero que el FMI a África, sin intereses esclavizantes y, otra prueba de la buena voluntad de este país es que ha condonado la deuda total a más de treinta países africanos, te imaginas que eso hicieran otros países, es impensable. Eso es el principio, China ha construido escuelas, hospitales pero hasta con más de doscientos camas, no vayas a creer que cuartitos u obras sin terminar como las que se acostumbran en México promocionar, que jamás funcionan y que cuestan millonadas. China está enviando ejércitos de expertos en agricultura para ayudar en el desarrollo de varios de los países africanos más necesitados. Les ha ayudado a perforar pozos para que tengan agua, eso es algo que nunca se había visto por parte de una potencia hacia otros países menos desarrollados, ¿lo entiendes?;

-creo que sí… buena voluntad de un país, magnanimidad;

-¿estás tratando de decir que entiendes a China como caritativo?- preguntaba Claudia con sorpresa;

-algo así entiendo;

-la caridad lo dan programas de asistencia a través de organizaciones como la ONU, FAO, World Vision o la organización que tú quieras. No son programas malos porque atienden las necesidades que son bastantes, sin entrar en polémica de lo que implica esa ayuda. Reflexiona, esos grandes países se roban miles de millones de dólares en recursos naturales, hacen guerras ayudando a matar a la gente y luego vienen a decir que ayudan al país porque donan unos cuantos miles de dólares…

¿Has escuchado hablar de C.K. Prahalat?;

-economista, fue él quien origino el concepto de “Oportunidad de Negocios en la Base Piramidal”- respondía sin temor a equivocarme;

-¡bingo! esa teoría dice que la base de una pirámide conformada por la clase trabajadora, obrera, empleados, campesinos son los que sostienen a la punta que en este caso son los ricos. Los gobiernos u organizaciones dan a esa base programas asistenciales, dadivas o caridad pero, ese dinero no sirve para resolver la pobreza, es dinero tirado a la basura porque la gente lejos de ocuparlo en proyectos productivos lo ocupa para subsistir. China entendió que esa pobreza debía revertirse para crear los problemas en oportunidad. El gobierno chino ha visto y comprendido que esa pobreza frenará su desarrollo como nación en el futuro. Lejos de llegar a crear guerras y conflictos sociales en África como si lo hacen los Estados Unidos, los chinos han buscado que esos países, los más pobres, los más atrasados y problemáticos se reconstruyan con su ayuda y en un futuro sean naciones que puedan negociar con ellos, comprar sus productos. Eso no es caridad, son negocios pero no de forma ventajosa, sino de forma humanitaria, hacen negocios sustentables. China está invirtiendo y apostando por un nuevo orden económico que provocará cambios sociales positivos e importantes en el mundo;

-¿realmente buscará paz China? situándose como primer potencia tal vez actué igual que los Estados Unidos- la cuestionaba;

-China no tiene la doctrina militar de ese país, hasta el siglo XVII cuando esta nación era la más avanzada del planeta creía que el resto del mundo eran unos barbaros por su actuar. Si nos apegamos a la historia, los chinos siempre han tratado de unificar y no de destruir como si lo hicieron los gringos que mataron a todo aquel que se les puso enfrente por buscar el expansionismo. El avance de China en el mundo ha sido a través de la economía y no de guerras o conflictos. Ellos entienden que para mantenerse en ese polo estratégico y de negociación, deben hacerlo a través de las relaciones internacionales, de las alianzas estratégicas, de la paradiplomacia, y esto sólo se da con países que dirigen su propio destino y que no son satélites como México. Para China, África es un socio potencial, este dragón patrocina hasta cinco mil becas por año, para que jóvenes africanos entiendan desde aquí la nueva geopolítica basada en multi-liderazgos pero siempre anteponiendo el dialogo y la negociación, dejando de lado la arrogancia occidental de aplastar a las culturas a través de conflictos bélicos. El gobierno está otorgando créditos para reconstruir los ferrocarriles en África, ferrocarriles que China construyó en los 60’s. África tiene una población de más de novecientos millones de personas, un enorme sector potencial, razón por la cual las grandes potencias colonizadoras observan con estupor y critican encarnizadamente esa relación político-económica entre China y África, están viendo que puede terminarse su fuente gratuita de riquezas;

-cierto, el dinero bien aplicado sirve para crear escuelas, hospitales, vías de comunicación, reactivar el campo, dar seguridad alimentaria, energética y sobretodo que al otorgar esos préstamos baratos ayudan a incentivar la productividad de África;

-exacto Omar, China va delante ya de muchas naciones y lo que está haciendo es “jalar” y “empujar” a muchas economías. Los gobernantes chinos entienden que sólo siendo responsables y líderes, es como habrá paz, libertad y un sistema económico diferente. El sistema que hoy domina al mundo ya caducó, no sirve, está consumiéndonos en guerras y esta nación es hoy la potencia que está dispuesta a cambiar toda esa podredumbre. Durante años proverbiales economistas han vaticinado la caída de la economía china y hasta ahora no ha pasado. China a través de la dualidad impulso-trabajo ha demostrado con creces que si puede haber un cambio a pesar de que las potencias colonizadoras no lo quieran;

-“el gran dragón” se está convirtiendo en líder responsable dejando de lado las políticas tiránicas e intervencionistas de muchos países, lo malo es que todos le achacan no ser democrática;

-pero eso sólo es porque nos han mostrado una parte de la historia, ahora mismo lo estamos viviendo en México, cualquier democracia que presuma de serlo no es una democracia real, lo son sus leyes. Su justicia solamente vela y ayuda a ciertos intereses de los grupos de poder. Como mexicanos hemos tenido por años el derecho y obligación de votar, y no nos ha traído ningún beneficio real porque siempre esta empañada por los fantasmas de los temas de la compra, acarreo, coacción de votos, listas nominales arregladas o fraudes como el que hoy en 2006 en México ha sido llevado a cabo. Si por concepto de democracia te refieres al derecho a votar ese tema aquí en China se sabe que no resolverá casi nada. En occidente muchos hablan de las votaciones como si fueran la salvación del mundo. China en tres décadas cambio su destino, dio prosperidad a su gente, creó políticas educativas tan ambiciosas que hoy en encuestas como la de PISA son el primer lugar. El internet en China, específicamente en Hong Kong, es el más veloz del mundo: 63 megabits por segundo, cuando en el mundo el promedio es de 18 megabits, ya ni hablar de México y de sus precios carísimos. China quiere que su gente sea educada, ha otorgado a su gente libertad de ser críticos, libertad económica. Hoy por hoy el gobierno y el Partido Comunista se reinventa y se autocorrige, trayendo progreso para su gente. Si hablamos de votaciones este país las realiza en algunas ciudades para elegir a las autoridades. En su constitución está establecido que no se permitirá un gobierno mayor a diez años para evitar dictaduras y se van probando diferentes formas de administración que en el futuro serán aplicables a todo un sistema. Su democracia está en su solidaridad, en su nacionalismo, en su soberanía. China ha sabido ser paciente, ha caminado entre invasiones, guerras, sangre, violaciones, sufrimiento y hoy se levanta lista para dar una real democracia a este mundo y, esa democracia es que los países que jamás fueron escuchados en un futuro próximo propondrán nuevas formas de conducir el mundo, formas más sustentables, justas, incluyentes y de rápido acceso.

Ahora trayendo a mi mente esos años de platica con Claudia y recordando esa gran epidemia de Ébola que segrego a África el año pasado, esa gran pandemia no salió de la nada, no soy un experto en “Teorías de la Conspiración” ni pretendo serlo, pero aseguro como muchos expertos que Estados Unidos tuvo que ver mucho en esa gran enfermedad para frenar a China en su carrera expansionista, y ya no hablemos de guerras, aviones desaparecidos o caídos misteriosamente, mientras que China y otros países buscan avanzar con aliados de forma responsable, otros buscan sólo dominar al mundo desestabilizándolo…¿ustedes que opinan?…

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Mi nombre es Omar Campos, soy mexicano de nacimiento y chino de corazón desde que llegué por primera vez a esa nación. Soy profesor de universidad en temas de Economía, Administración y Reingeniería de Procesos, además de empresario. He terminado de escribir un libro titulado “Shanghái, la casa del águila” que algún día veré publicado y que espero alguien lo lea. Amo China, más Shanghái, es mi segunda casa, Pekín es hermoso pero me causa angustia su tamaño, el hermoso Hangzhou se robó algo de mí. Me tocó caminar en una nación que acabó por cambiarse a sí misma y al mundo mientras recorría sus calles, estuve en su presentación al mundo en 2008 y quiero compartir con los lectores mi visión de esta fascinante nación. Hoy mi país vive una desastrosa guerra que nos tiene sumidos en una enorme fosa mortuoria, la corrupción es cínica y una forma de vida; las comparaciones son ociosas más entre países tan distintos, pero China, México y el mundo no son tan diferentes. Entender cómo se transformó China podrá ayudarnos a cambiar al mundo y a entender nuestro entorno global desde un punto de vista humanista.