El anuncio del reconocimiento diplomático mutuo entre China y la República Islámica de Gambia viene en un momento de ligeras suspicacias sobre las relaciones bilaterales a raíz de la elección de Tsai Ing-wen como presidenta de la isla (Taiwán), la cual forma parte del pro-independentista Partido Progresivo Democrático (DPP por sus siglas en inglés).

Para China es cada vez más difícil enviar mensajes contundentes, en contra de las intenciones independentistas de Taiwán, desde la esfera económico-comercial, pero aún tiene amplio margen de maniobra desde la esfera político-diplomática. Gambia es, así, un signo de alerta para las autoridades en Taipéi.

La batalla diplomática y la tregua

Desde su surgimiento como Estado-nación, la República Popular China ha procurado abrirse en los espacios diplomáticos multilaterales para para insertarse en el orden político internacional. Esto, evidentemente, tuvo el efecto contrario para Taiwán, país que hasta 1971 ostentó el lugar de representación del pueblo chino ante el entramado institucional de Naciones Unidas. A partir de aquél entonces, Beijing y Taipéi se habían embarcado en una batalla diplomática por el reconocimiento de los Estados que aún tenían lazos diplomáticos con la isla asiática.

Sin embargo, a partir de 2008, con la elección de Ma Ying-jeou como presidente en Taiwán, se inició una “tregua diplomática con base en acuerdos económicos y comerciales. Uno de los signos más significativos del apego a esta tregua, por parte de Beijing, fue el rechazo al intento de Nicaragua de reconocerla diplomáticamente, tal como muestra un cable de WikiLeaks.

Otro resultado de dicha tregua fue el ingreso de la isla asiática a la Organización Mundial de la Salud, como observador y con el nombre de “Taipéi Chino”, en 2009. Sin embargo, y más significativo aún, fue que Gambia ya había intentado acercarse diplomáticamente a Beijing en 2013, pero éste no aceptó su oferta.

El alcance del poder internacional de China

El 17 de marzo, China y Gambia firmaron un comunicado conjunto para el establecimiento de relaciones diplomáticas. Este episodio ha hecho repensar la política exterior a seguir de la administración entrante en Taiwán.

Al parecer el poder internacional de China ha aumentado sus alcances en tanto puede disponer de sus capacidades –eminentemente económicas– para presionar para que no se materialice alguna acción que vulnere las intenciones de soberanía de China. ¿A qué me refiero con esto? A finales del año pasado China anunció su intención de brindar 60 mil millones de dólares en apoyo financiero para el Programa de Cooperación de Diez puntos entre China y África.

De acuerdo con el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, el establecimiento de relaciones diplomáticas entre China y Gambia permitirá, de mejor manera, implementar el consenso al que se llegó en la sexta cumbre ministerial del Foro de Cooperación China-África en Johannesburgo, en el que Gambia, al ya formar parte de los miembros del Foro, está automáticamente calificado para participar en el Programa de Cooperación ya mencionado. Probablemente el anuncio del Plan en diciembre atrajo a las autoridades gambianas a acercarse a Beijing, sin mayores problemas, cuando éste se lo propuso.

Lo anterior podría ser indicativo de probables acciones futuras, en materia de política internacional, a las que Beijing podría acudir si las autoridades taiwanesas pretenden ampliar su espacio diplomático en la arena global. La cuantiosa inversión de 50 mil millones de dólares para el Canal de Nicaragua también podría funcionar como “palanca económica” para impulsar el reconocimiento diplomático de Managua hacia China.

El poder internacional del que puede disponer Beijing resulta ser una herramienta muy eficaz para sus propósitos políticos. Cabe observar en qué otros casos se podría repetir este patrón.