En marzo de 2016 el gobierno chino tomó la decisión de prohibir cualquier expresión y contenido de carácter homosexual en los medios de comunicación. Una iniciativa que parece ir a contracorriente de los tiempos que corren en China últimamente, puesto que en Shanghái se han organizado ya ocho marchas del Orgullo Gay y se ha celebrado recientemente el concurso para escoger a Mr Gay China.
Y no solo es en Shanghái, la ciudad más cosmopolita de China, sino también en otras ciudades donde el colectivo homosexual está perdiendo el miedo a salir del armario y reclamar tolerancia y derechos que hasta ahora les han sido negados.
En Changsha, la capital de la provincia de Hunan, una pareja homosexual decidió en 2015 denunciar al gobierno local que se opuso a otorgarles el certificado de matrimonio. Por supuesto, la sentencia del tribunal no fue favorable a sus intereses, pero con esta acción se consiguió dar voz a las demandas silenciadas de este colectivo. Esta misma pareja celebró su propia ceremonia de boda poco después. Un casamiento que no tuvo efectos legales, pero sí un gran efecto mediático que posiblemente hace entender las medidas de contraataque que el gobierno chino ha decidido tomar con acciones como la censura de la homosexualidad en los medios.
Hay que tener en cuenta que la homosexualidad en China era considerada una enfermedad mental hasta el año 2001 y, aún hoy, muchas personas en el gobierno siguen compartiendo esta visión dadas las políticas implementadas.
Las muestras de apoyo o de rechazo a las reclamaciones del colectivo homosexual dependen mucho de la franja de edad en que uno se fije. Entre los menores de cuarenta años; es decir, aquellos que han nacido en los inicios de una China abierta al mundo, el sentimiento de tolerancia y respeto está mucho más presente que en que aquellos nacidos anteriormente.
¿Significa todo lo expuesto que habrá que esperar veinte años, como mínimo, para que una nueva generación de chinos llegue al poder y puedan realizarse cambios como la posibilidad legal para los gays y lesbianas de casarse y poder adoptar?
Mi hipótesis es que tal vez no haya que esperar tanto gracias a la influencia de un tercer actor llamado Taiwán.
Para los que no estén familiarizados con la situación política entre China y Taiwan, hay que remontarse al final de la guerra civil china entre los bandos comunista y nacionalista liderados respectivamente por Mao Zedong y Chiang Kai Shek.
Cuando en 1949 se consuma la victoria comunista y es proclamada la nueva República Popular China, el ejército nacionalista de Chiang Kai Shek se ve obligado a retirarse a la isla de Taiwan, siendo allí protegido por los Estados Unidos contra una posible agresión comunista y con la esperanza de poder derrotar a Mao Zedong en un futuro no muy lejano. Esto nunca llegó a ocurrir, y por tanto las dos Chinas cohabitan hoy en día con sus respectivos gobiernos y ejércitos, aunque las relaciones económicas entre los dos territorios hayan mejorado mucho en estos últimos años.
El efecto Taiwán Tsai Ying Wen
A pesar de que Taiwan no sea reconocido como estado por la mayoría de naciones, funciona como tal hasta día de hoy e influye cultural a buena parte de la sociedad china. Y quizás se preguntarán por qué es necesario mencionar a Taiwan en este tema. Pues bien, en 2016 se produjeron elecciones presidenciales en Taiwan y ganó el partido liderado por Tsai Ying Wen, favorable al matrimonio homosexual y al derecho de adopción por parte de este colectivo. Es más, ya se han dado los primeros pasos en el parlamento taiwanés para cambiar el código civil y permitir que Taiwan sea el primer país en Asia que permita a los gays y lesbianas casarse y tener hijos con total igualdad respecto a las parejas heterosexuales.
Mi hipótesis es que, como ha ocurrido en Estados Unidos o en Europa, después de que un estado o un país haya abierto la caja de pandora, se produzca un efecto dominó alrededor de este. Si en Taiwan se acaba consumando con éxito esta iniciativa legislativa, como mínimo servirá de ejemplo y será una referencia mucho más cercana para el colectivo homosexual chino.
La proximidad cultural entre estos dos pueblos puede acelerar la tendencia a la normalización que se está produciendo en China. Por otra parte, también es cierto que para muchos gays y lesbianas en China el gobierno no es el mayor obstáculo que uno se encuentra en el camino.
La aceptación de los familiares, que en muchos casos ven impensable que el único hijo de la familia no encuentre una mujer y continúe con el linaje familiar, es el factor clave que impide al colectivo salir del armario. Esto ha llevado a muchas parejas gays y lesbianas a casarse entre ellas para aparentar delante de los padres que la tradición no ha sido contrariada.
La oposición de estas personas no tiene que ver con una cuestión religiosa, como en muchos países de occidente, pues ni el budismo ni el taoísmo hacen hincapié en la homosexualidad. Es por ello que una situación de normalización e igualdad legal en Taiwán puede influir también en la manera de pensar de la población más envejecida.
En definitiva, está por ver hasta que punto la isla rebelde de Taiwán puede influenciar en el futuro de los homosexuales en China. No se esperan cambios en un futuro próximo, pero posiblemente Taiwán se convierta en una referencia no solo para China sino también para otras partes de Asia, permitiendo así al colectivo homosexual ver más cerca la consecución de sus objetivos de igualdad real ante la ley y la sociedad.