La gobernanza global, en varios ámbitos, puede llegar a dificultarse por la ausencia de comunicación o cooperación entre los Estados, principales actores del sistema internacional.

Sin embargo, y aparentemente, la gobernanza en seguridad es uno de los campos de mayor consolidación en tanto muestra mejores señales de cooperación que en otros ámbitos de la gobernanza mundial. Para ejemplo, los Ejercicios de la Cuenca del Pacífico conocidos por sus siglas en inglés como RIMPAC.

China, Estados Unidos y Japón: una cooperación necesaria a través de RIMPAC

Este año será la segunda vez que China participará en los ejercicios RIMPAC. Habiéndose unido desde 2014, primero participando en labores humanitarias y de rescate, China ahora participará con una flota de 5 embarcaciones militares. La participación del país asiático en este ejercicio multinacional, que inicia el 30 de junio, ocurre a la par del aumento de tensiones con Estados Unidos y Japón.

Ante la reciente visita del Dalai Lama a Estados Unidos, Beijing ha lanzado su ya tradicional advertencia de que el evento podría dañar las relaciones bilaterales. Hasta cierto punto esto se podría considerar una rutina de política bilateral, de la que tanto China como Estados Unidos pretenden aprovechar para lograr ciertos objetivos, sobre todo a la luz de la octava reunión del Diálogo Estratégico y Económico China-Estados Unidos. Es decir, es curioso que Washington haya recibido al Dalai Lama justo después de la mencionada reunión.

Sin embargo, existen mayores problemas bilaterales en el Este asiático. El 15 de junio un funcionario estadunidense anunció el aumento de la flota estadunidense en la región, con el fin de ampliar las operaciones de la Tercera Flota Naval más allá de su teatro regular, y paralelamente a la Séptima Flota Naval con base en Japón.

Lo anterior es solo un reflejo más del incremento de presencia militar estadounidense, china y japonesa en la región dadas las tensiones por los problemas en el Mar del Este de China. Pero, también, es un reflejo de la preocupación de Washington ante el fortalecimiento militar y naval de China.

También el 15 de junio un navío chino de reconocimiento ingresó a aguas territoriales japonesas por primera vez desde 2004, y por segunda vez desde la Segunda Guerra Mundial. Esto sucedió seis días después de que una fragata china ingresara a aguas contiguas de las islas Senkaku/Diaoyu, por lo que también responde al aumento de tensiones regionales.

Además de Estados Unidos y Japón, Filipinas es otro de los países que participan en el RIMPAC. Estos ejercicios militares, que se han venido realizando desde 1971, han logrado mantener la cooperación entre diversos países, incluso que no tienen costa hacia el Pacífico como Brasil, Dinamarca, Alemania e Italia, y que participan en RIMPAC 2016 por primera vez.

RIMPAC incluye ejercicios como operaciones anfibias, artillería, contra-piratería, remoción de minas, operaciones de rescate, entrenamiento de defensa contra misiles, uso de submarinos y aviación en operaciones conjuntas, entre otras cosas.

¿Qué se puede inferir de todo esto? Por un lado, Washington intenta mantener una fuerte presencia en el Este asiático, un poco atendiendo las demandas de sus aliados en la región, y otro poco para complementar el pivot to Asia ante la pérdida de la influencia hegemónica estadunidense vis-à-vis el fortalecimiento de China.

Por otro lado, la inclusión de China a estos ejercicios militares regionales implica la invitación para sumarla a los ejercicios de gobernanza globales, en este caso en seguridad.

Aunque las tensiones regionales también impliquen preocupaciones sobre seguridad, el hecho de que existan dos procesos paralelos –tensión y cooperación– bien puede reflejar una mayor gobernanza en seguridad en esta parte del planeta.