¡Vivir! de Yu Hua
Traducción al castellano de Anne-Hélène Suárez Girard
Seix Barral, Barcelona 2010
231 páginas
A menudo se dice que quien la hace, la paga. O, según la cosmovisión de algunas tradiciones orientales, como el hinduismo o el budismo, lo que puedas haber hecho en una vida anterior tiene consecuencias en el presente, así como nuestras acciones de hoy pueden determinar nuestras próximas existencias. Bajo estas premisas conocemos a Fugui, protagonista de ¡Vivir! (1992).
A través de las conversaciones de un estudiante de la ciudad, Fugui hace una retrospectiva de su vida, que es también la de la China del siglo XX, desde la caída de los Qing y el establecimiento de la República de Sun Yat-Sen hasta las reformas postmaoístas de Deng Xiaoping. Así, con el trasfondo de la derrota de los japoneses en la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Civil entre nacionalistas y comunistas, el establecimiento de la República Popular de Mao Zedong, el Gran Salto Adelante o la Revolución Cultural, se nos cuenta la vida de Fugui, hijo de terratenientes rurales, que goza de una vida alocada, ociosa y sin consideración hacia los suyos (incluso se podría decir que se comporta como un autentico cabrón), y a quien la adicción al juego acaba arrastrando, junto con su familia, a la miseria. A partir de aquí, se van sucediendo las tragedias en su familia; a veces inducidas por hechos socio-políticos de la China contemporánea; otras veces, por la simple cruel naturaleza.
Yu Hua (1960), es uno de los autores más representativos de la literatura china postmaoísta; en ésta, se puede destacar la corriente de la “literatura de las raíces”, que buscaba el retorno a las tradiciones ancestrales para superar la etapa de modernidad ideológica forzada por el maoísmo más radical; la corriente más vanguardista y experimental, que bebía de influencias modernas de otros países (cómo el premio Nobel, Gao Xingjian); y, también apartado de dogmatismos ideológicos y con gran uso de la experimentación en las formas y el lenguaje encontramos la corriente de la cual Yu Hua es uno de los miembros más destacados.
En ¡Vivir! se nos cuenta la dureza y la crueldad de la vida, de los giros inesperados que ésta nos depara y de cómo la gente los encara. A través de la experiencia de Fugui, descrita de forma simple, pero también cargada de ironía, se nos cuenta como afrontar los reveses de la vida y, sobretodo, la muerte. Y ésta no se presenta de forma grandilocuente, sino todo lo contrario.
El patetismo y la absurdidad que escapa al control del hombre es lo que se esconde a menudo detrás de los acontecimientos que tenemos que afrontar. Cierto y evidente es que hay decisiones políticas que tienen nefastas consecuencias para la gente, pero Yu Hua no se escuda unicamente en ellas para narrar la absurdidad de la vida y de la muerte. Así, como otros autores de su generación, Yu Hua huye de dogmatismos reduccionistas (maoísmo malo “per se”, comunas agrícolas “ergo” millones de muertos, etc…) pero dejando entrever las miserias que pueden acompañar a toda ideología llevada a extremos desmesurados.
Se atribuye a Stalin la frase “la muerte de una persona es una tragedia; la de un millón, pura estadística”. Esta frase, terrible y cruel, a pesar de ello nos puede hacer reflexionar sobre el contenido de esta obra. Porque es fácil ser conmovido por sus pasajes, ya que conocemos a sus protagonistas y llegamos a crear empatía hacia ellos. No pasa lo mismo, al menos con la misma intensidad empática, cuando hablamos de un colectivo, ya sean diez-mil, cien-mil o un millón de individuos. Nadie se emociona delante de estadísticas de mortalidad global en un libro de Historia.
Por eso, para estremecernos delante de hechos espantosos de la humanidad, obras como Si esto es un hombre de Primo Levi, Vida y destino de Vassili Grossman, o esta misma ¡Vivir!, golpean nuestras conciencias más duramente que cualquier libro académico lleno de estadísticas. Es con la conjunción de estas obras literarias y de las estadísticas académicas que podemos, y debemos, entender más profundamente todo el horror de la humanidad.